Ambos profesionales enfrentan un extenso proceso de recuperación física y psicológica, la NASA cuenta con un programa de rehabilitación de 45 días de duración.

Tras pasar 286 días en el espacio, en lugar de ocho como lo tenían previsto, los astronautas Butch Wilmore y Sunita “Suni” Williams, que se encontraban en la Estación Espacial Internacional (EEI), finalmente tocaron tierra firme tras amerizar en la costa de Florida, cerca de Tallahassee. Ahora, enfrentan un extenso proceso de recuperación física y psicológica, después de estar nueve meses en microgravedad y aislamiento. La permanencia prolongada en el espacio conlleva importantes alteraciones en el cuerpo humano.

  1. Uno de los efectos más notorios en los astronautas es el llamado “pie de bebé”, una afección en la que la piel de la planta de los pies se vuelve extremadamente sensible debido a la falta de presión constante en el espacio.
  2. El aislamiento y la lejanía de sus seres queridos fueron factores determinantes en su estado emocional. Para sobrellevar la situación, su familia se mantuvo en contacto constante a través de videollamadas, enviándole historias y mensajes de apoyo.
  3. Williams regresó con un aspecto frágil, con muñecas delgadas y un rostro visiblemente demacrado. Los médicos han señalado que esto podría ser signo de pérdida de masa muscular y densidad ósea, efectos comunes tras largas misiones en el espacio. Para contrarrestar estos efectos, la NASA emplea terapias de rehabilitación especializadas, enfocadas en la recuperación del equilibrio, la movilidad y la hidratación.
  4. La alteración del equilibrio corporal es otro problema, añadió Emmanuel Urquieta, vicepresidente de Medicina Aeroespacial de la Universidad de Florida Central. “Esto les sucede a todos los astronautas, incluso a los que van al espacio apenas unos días”, declaró a la AFP, mientras trabajan para recuperar la confianza en su oído interno. Los astronautas deben reentrenar sus cuerpos durante el programa de rehabilitación posterior a la misión de 45 días de la NASA.
  5. Otro desafío es el “desplazamiento de fluidos”: la redistribución de fluidos corporales hacia la cabeza en microgravedad. Esto puede aumentar los niveles de calcio en la orina, y así el riesgo de cálculos renales.