Ante la caída del mercado de las aplicaciones de citas, esta iniciativa se ha mostrado como una preferencia creciente por experiencias presenciales.

Frente a la superficialidad digital en momentos donde deslizar a la derecha o a la izquierda en una app de citas, significa aprobar o desaprobar a alguien; el “Slow dating” se posiciona recientemente como una alternativa para todos aquellos que buscan priorizar la calidad, sobre la cantidad.

¿Qué trae consigo el “slow dating”?

El slow dating no es una aplicación, es más un estilo, muy aceptado entre la generación Z (1997 – 2010), que prioriza el encuentro cara a cara y fomenta la creación de vínculos auténticos a través de conversaciones profundas y un proceso pausado para conocerse mejor. Lo que actualmente está desplazando el uso de aplicaciones como Tinder, Bumble y Grindr.

Su implementación se ha tornado atractiva para quienes buscan conexiones genuinas y duraderas especialmente para esta generación, pues muestra una creciente conciencia sobre los efectos negativos de la hiperconectividad y las interacciones virtuales. 

El “slow dating” rechaza las experiencias poco profundas que suelen ocurrir en estas aplicaciones como es el caso del ghosting (cuando una persona desaparece sin decir nada tras un contacto recurrente); y también el love bombing (cuando se satura de amor y cariño a la otra persona para también irse como si nada).

Aunque su uso no garantiza una relación duradera en el tiempo, el slow dating ofrece un mejor ambiente y herramientas más sólidas para aumentar las probabilidades de establecer vínculos más satisfactorios.